Adiós Verano. ¡Hola escapada en caravana!
¿Sabes ese sentimiento que llega cuando se va acabando el verano, y los viajes se van tachando en el calendario? Pues nosotros encontramos la forma perfecta para sobrellevarlo: ¡una escapada en caravana! y este veroño, nos llevó por algunas de las míticas regiones de la España vaciada: Teruel y Cuenca.
Siendo honestos, esta no era nuestra primera opción de viaje, pero una tormenta inoportuna nos ayudó a trazar la ruta, y al final nos sorprendió. Y es que esto es una de las maravillas que ofrece el viajar en caravana, que eres libre de planear tu ruta con tiempo o salir a la aventura, y gracias a apps que te facilitan al viajar en caravana como Park4night, hoy en día todo se ha vuelto mucho más sencillo.
Escapada rural al viajar en caravana
Nuestra escapada en caravana comenzó en Zaragoza rumbo al este, era todo lo que teníamos claro, pues íbamos esquivando la gran tormenta que amenazaba a todo el noroeste de España. La primera parada fue en el Monasterio de Piedra, un lugar que recordábamos sólo por nuestras fotos de niños, pero que aún no habíamos tenido la suerte de poder disfrutar de adultos.
El Monasterio de Piedra es una escapada rural obligatoria donde te encuentras el monasterio fundado en el siglo XII por los monjes cistercienses, y un parque natural en el cual te puedes pasar horas recorriendo todos sus caminos y sus cascadas.
Si tienes la oportunidad de ir, cuando llegues a la cascada de la Cola de Caballo, no te olvides de pasar a la gruta que está por detrás, ya que vale la pena mojarte un poquito para descubrir que a tu izquierda tienes una poza de agua turquesa maravillosa, desde donde podrás ver una perspectiva muy diferente de la cascada.
La segunda parada fue el balneario de Sicilia, en Jaraba. Un lugar con mucha historia y frecuentado por históricos visitantes, donde puedes disfrutar de su piscina termal ubicada dentro de una gruta. Luego del chapuzón y de sentirnos regenerados gracias sus propiedades curativas, decidimos seguir hasta Orihuela del Tremedal, donde pasamos la noche en un amplio parking a los pies del pueblo.
Pueblos más bonitos de España
Disfrutamos de un tranquilo desayuno en la caravana y dando una vuelta por el pueblo, y antes del mediodía ya estábamos camino a Albarracín. La carretera entre Orihuela y Albarracín, primero cruzando la sierra de Albarracín y luego siguiendo el cauce del río Guadalaviar, fue una auténtica delicia.
Los colores ocres del otoño estaban en su máximo esplendor, y no pudimos resistirnos a parar en varias ocasiones para disfrutar del paisaje y hacer unas cuantas fotos, para la hoja del calendario del mes de octubre.
Llegamos a Albarracín, miembro del selecto grupo de ´Pueblos Más Bonitos de España´ y con gran razón. Todo el centro es precioso, y la imponente muralla que protege su Alcázar es enmudecedora. Además de su arquitectura única y de su historia, Albarracín cuenta hoy con un gran número de restaurantes, los cuales merece la pena conocer.
Nosotros nos decidimos por La Taba, un pequeño bar/restaurante que está decorado con delicado detalle y buen gusto y donde nos dieron de comer fenomenal. Después del café salimos hacia Teruel, por desgracia no nos alcanzó el tiempo para recorrer todas sus casas, edificios, museos y rincones, y es que ¡qué ciudad tan bonita, y que ganas de volver para visitarla con más calma. (Un consejo, si pasas por Teruel, no dejes de visitar el Museo Provincial.
Tanto el edificio, las piezas expuestas, como las vistas desde su balcón, fueron muy gratos descubrimientos). Con el cielo ya oscurecido nos dirigimos hacia Mora de Rubielos, donde nos recibieron con fiestas patronales y pasamos la noche.
Camping sostenible
Al día siguiente, la idea era recorrer el pueblo, pero un vecino del parking nos recomendó ir directo al pueblo de al lado, Rubielos de Mora, que también pertenece a los ´Pueblos Más Bonitos de España´ y en el cual es inevitable teletransportarse a la Edad Media mientras recorres sus calles empedradas, casas, palacios y plazas.
Si te decides a pasear por el pueblo, no dejes de mirar hacia arriba, pues los techos de las casas y las farolas de las calles te contarán muchas historias de sus habitantes. Pasado el mediodía partimos hacia Valencia, con la “original” idea de comer una tradicional paella y saborear una horchata mientras paseábamos un poco por el centro.
Sin tiempo para mucho más, seguimos camino hacia Cuenca y nos quedarnos a dormir en Venta de Contreras, un camping sostenible ubicado en una antigua casa de postas del siglo XVI, en un entorno lleno de naturaleza, historia y paisajes.
Por el camino se quedaron sin visitar pueblos como Buñol, Chulilla o Chelva, que pese a estar en nuestro itinerario como posibles candidatos a parar, al final se quedaron fuera por falta de tiempo.
Cenamos delicioso en el bar de la Venta de Contreras y por la mañana aprovechamos para descansar y para charlar tranquilamente con las fascinantes personas que hacen de este lugar uno de los mejores campings/hospedajes que hemos visitado.
A media mañana empezamos el regreso hacia nuestra última parada del viaje: Madrid, pero antes de llegar nos dio tiempo de recorrer los abrumadores campos recién arados de Castilla, y visitar lugares inolvidables como Alarcón (sin duda alguna, otro de los pueblos más hermosos de España), Belmonte y su imponente castillo, y los molinos de viento en Mota del Cuervo.
Escapadas en caravana Challenger
Fueron 4 días de viaje inolvidable por una España rural y casi vaciada que a veces no tenemos tan presente, pero que vale mucho la pena visitar más a menudo. Sin duda que haber hecho esta escapada en caravana Challenger fue la mejor decisión, pues además de la libertad que tienes en la ruta, es fácil de conducir y te sientes seguro en ella, además, como puedes estacionar en la mayoría de los parkings, te ahorras mucho tiempo, que puedes aprovechar para disfrutar del camino y la compañía.
¡Adiós Veroño, nos vemos el otro año!
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